domingo, 12 de febrero de 2012

EMILY, EL ÁRABE, TÚ Y YO.




Pienso, mientras abro la nevera y saco una cerveza,
en ese preciso lugar que esconde tu secreto
donde se junta la vida y el placer.

Una luz inclinada en las tardes invernales.
El paisaje te espera y ¿las sombras?
Ya lo sabes: detienen la respiración.

Pienso en largas noches abrazado a ti,
con la certeza de una duración precisa,
tan corta como lo que ha durado llena mi copa.

Queda menos para sentir tus latidos
y comprobar que tu cálida piel sigue intacta
con ese color albo único, irresistible.

Queda menos para escuchar tu voz dulce
intentando descifrar esos pensamientos
bajo la tenue luz mesetaria del atardecer.

Luz invernal, inclinada tal vez,
que oprime nuestros sentimientos
en esa aflicción que supone la distancia.  

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