viernes, 20 de febrero de 2009

OTRA REALIDAD PASAJERA Y ACUCIANTE

La luna aparece en el vértice de la realidad.
Menguante, decadente, debilitada.
La luz resplandece a lo lejos desafiando su esencia.
La noche, irreversiblemente, se apodera de la ciudad.

Con ella llega el sosiego tan ansiado,
la tranquilidad transitoria, la nostalgia desgajada.
Apago la luz y miro su silueta, tan bella esta noche.
Un halo misterioso, y con tonalidad azul, envuelve su retiro.

Con el paso del tiempo sigue atajando caminos,
desvirtuando amaneceres por llegar,
atardeceres perecederos, fugaces y luminosos.
Esconderse es su destino a punto de alcanzarse.

Siempre está ocultándose y volviendo a aparecer,
desintegrando colores pasajeros y estancias voluminosas.
Tratando de adivinar una nueva reverberación
paso otra noche más, otra realidad pasajera y acuciante.