Las demoledoras batallas retiran nuestras defensas.
El silencio se hace necesario.
Derrotas injustificadas, momentos asfixiantes,
forjan nuestro exilio aparente y engañoso.
Descansamos de la arrolladora y letal batalla
mientras soñamos con volver a las armas.
Y nuestras defensas son la palabra, la escritura,
esa difícil amalgama de pesadillas y realidades.
Retrocedemos al tiempo de los sueños,
a la limosna miserable de las sensaciones.
Pero el ambiente, nuestro hogar, -envoltura sólida-,
nos proteje en esa duermevela necesaria
que facilitará nuestro retorno a la obligada realidad.
5 comentarios:
Tu poema me parece estupendo, muy bueno.
Pero cuál es la realidad?
¿Cuál es la realidad?
RAE: 2-"Verdad, lo que ocurre verdaderamente".
Yo añadiría que también es realidad lo que sucede aunque no se ve.
Y suceden muchas cosas, y sólo algunas de ellas son obligadas, sólo algunas.
En cualquier caso, has hecho un poco de trampa, porque sabes que sólo hay que descubrirla. ¿O no?
Y descubrir sólo es quitar lo que está cubierto o tapado.
Yo ya he respondido un poco , a pesar de haber hecho primero la pregunta. Me parece que es tu turno...
Buena lección, compañera. Pormi parte nada más que aportar.
Hola me encantó. Cuando me conozca a mi y a mi blog te darás cuenta que opino parecido.
Me gustó conocerte. Nos vemos. Bsss.
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