Pocas
cosas me esperan más allá de tu sonrisa
en
este frío invierno que no termina de pasar.
Espesa
tristeza tempestuosa y gris
que
se percibe lentamente, a mi pesar,
y
que desgarra todos mis sentidos
bajo
la ya perdida sombra de tu protección.
Suena
la voz rasgada que canta melancolía
mientras
sueño que todo sigue igual
-como
si nada hubiera pasado-
en
este invierno que persiste impasible.
Y no
deja de sonar “todo el rato” la melodía
que habla
intrigante del verano,
ese estío
añorado que nunca volverá,
de
igual manera que tu recuerdo ya marchito.
El
terror al invierno recorre mi cuerpo
en la
espera meditada de mejores momentos
ensayando morir a cada instante
con
la negada tregua de tu compañía.
Pocas
cosas me esperan más allá de tu sonrisa
en
este frío invierno que no se acaba nunca.
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