Otro día
duro de un invierno inclemente
aterriza en
las sombras de los árboles dormidos
acariciando
con su frío las ramas más altas
de la
soledad acurrucada en su copa.
El duro
invierno es la soledad,
la negación
absoluta del espíritu,
del vigor,
el aliento, la energía,
desparramados
tras una cortina corrida.
Otro día
inclemente de un invierno duro
aparcado en
la danza del diamante
con una voz
ronca que delimita
mi
impasible continencia.
Corro la
cortina y un haz de luz ilumina la estancia
ya no hay
sombras en los árboles
y brotes
verdes dibujan su contorno
destapando
la esperanza de una nueva vida.
Se acerca
la primavera, es evidente,
y esa
evidencia recorre con sus quejidos armónicos
una soledad
compartida con estampas
de este
último invierno, ahora esplendoroso.
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_h_a_y_ _m_ás_ _i_n_v_i_e_r_n_o_ _q_u_e_ _l_a_ _s_o_l_e_d_a_d_ _
PEDRO
SALINAS