jueves, 22 de octubre de 2009

MI ÚLTIMO SUSPIRO

Seguía buscándote por todos los sitios mientras tú permanecías encerrada
en una habitación blanca probándote varios pares de zapatos.

Un resquicio de luz se colaba por la ventana entreabierta iluminando la estancia y tu mágica presencia.

Cristales rotos en el suelo, fichas en la mesa. Los muros te rodeaban y… el silencio.

Una noche fui a tu habitación. Estabas sola. Andabas sinuosamente. Te seguía.

Desde las ventanas se contemplaban inmóviles figuras que parecían congeladas.

A lo lejos música estridente. Dejaste que te besará sin oponer resistencia, pero no me correspondías.

Nunca parecías estar esperándome. Había cierta distancia. Como si estuvieras en otro lugar, desconocido, trágico, fugaz.

Y se mezcla el pasado y el presente, fuga constante.

Perdiéndote para siempre en la noche tranquila.