viernes, 28 de enero de 2011

CAFÉ CON LECHE Y ZUMO DE NARANJA

Por decisión unilateral, me situaba frente al mar.
Pugnaba con mi pareja para que no fuera así,
sin embargo hubo una especie de acuerdo disconforme
y, una vez más, la parte más femenina en mi perspectiva.

Ciertamente, el mar era el fondo desvaído
de mi visión principal ¿qué más daba el mar?
aunque ambos sabíamos que era nuestro origen seminal,
el concierto atemperado de las uniones premeditadas.


Nuestro encuentro virginal,
descentrado,
obsesivo,
pasajero…
Instantes perseverantes en el tiempo,
en la inercia sucumbida de espacios por suceder.
El futuro inexistente de presunciones permanentes,
el suicidio irremediable del pasado resplandeciente.