viernes, 9 de enero de 2009

UN JUEVES CUALQUIERA


Repasas, con cierta nostalgia, etapas anteriores.
Ilusiones ya perdidas, sentimientos encontrados.
En la calle nieva con contundencia.
El suelo se va cuajando de profusos copos.
La vista recorre el paisaje de manera sutil.

Ya nada conserva la esencia elemental,
las esperas deseadas, los sueños compartidos.

Discurre la tarde bajo los efectos hipnóticos
del placer de ver nevar pensando en ella.

Ahora, los pesados copos caen lánguidamente.
El cielo reaparece con matices anaranjados.
Apáticamente te asomas, de nuevo, a la ventana,
intentando descubrir ausencias
en el paisaje nevado y solitario.

Es jueves. Un jueves cualquiera
en un lugar del invierno expectante y perezoso.

lunes, 5 de enero de 2009

INCIPIENTE MORATORIA

Espero, intransigente, el choque de la ola en la arena.
Ese instante que se produce con letal rapidez
me inspira, mirando fijamente un haz de luz
reflejado a cientos de metros en esa inmensidad.

Inmerecido, tímido y fugaz momento.
Manojos de luz chocando en oscilantes olas.
Resplandor a primeras horas de un día
que con el paso del tiempo,
a todas luces, será lluvioso.
Incipiente moratoria hacía un techado grisáceo.

Pero la jornada será de una incesante serenidad
que nada ni nadie podrá fragmentar.
Necesaria impavidez de soliloquios enfurecidos
a la espera de otra ola topando con la humedecida arena
y otro haz de luz que inspire mis sentidos.


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