sábado, 28 de junio de 2008

EL MAR, ANIMAL IRREVERENTE

Los días se suceden sin interrupción.
El mar, ese animal irreverente, embiste mis noches con su armónico murmullo.
Balbuceo de despedida a mis imperturbables sueños.
La naciente luz de la mañana permitirá descubrir de nuevo el rezongar invariable.
Me acompaña, no es poco, y le agradezco ese gesto generoso desde mi férvido lecho.
Otro día inapelable, aunque versátil, discontinuo, movedizo.
La intensidad luminosa afirma los perfiles.
Aparecen sombras inconsecuentes y todo retorna a la naturalidad deseada.
La ola, disonante, se apodera del momento.
Me lanza generosa sus espumosas sacudidas.
Durante un tiempo, permanezco tenaz asombrado de ese severo y compartido instante.
Descanso ahora y su apreciado susurro me apacigua de nuevo.

sábado, 21 de junio de 2008

FIGURANDO EL HORIZONTE

Letargo de ensimismamiento,
exilio premeditado,
situación trascendental.

Distancias discontinuas.
Recorrido visceral
en busca de la existencia.

Trastorno consabido
fluyendo candescente
mientras el sosiego arrecia.

Figurando el horizonte,
perfeccionando valores,
retocando ilusiones.

Nubarrones desordenados,
ilusiones fracasadas,
exilio deliberado.

Rememorando el pasado
absorbido por la inmediatez
del sueño de ese momento perdido.

lunes, 9 de junio de 2008

BATALLAS APARENTES, RETIRADAS ENGAÑOSAS

Las demoledoras batallas retiran nuestras defensas.
El silencio se hace necesario.

Derrotas injustificadas, momentos asfixiantes,
forjan nuestro exilio aparente y engañoso.

Descansamos de la arrolladora y letal batalla
mientras soñamos con volver a las armas.

Y nuestras defensas son la palabra, la escritura,
esa difícil amalgama de pesadillas y realidades.

Retrocedemos al tiempo de los sueños,
a la limosna miserable de las sensaciones.

Pero el ambiente, nuestro hogar, -envoltura sólida-,
nos proteje en esa duermevela necesaria
que facilitará nuestro retorno a la obligada realidad.